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Admito que extraño a Marcelo, es decir, extraño juntarnos y reírnos, mirarlo en los ojos y sentir ese algo, sentir en mi piel el deseo de acercarme más a él.
Hemos sido amigos desde los *********, compartimos muchas cosas.
La rebeldía de la ************, el comienzo de nuestra vida independiente de nuestros padres, hasta que la universidad separó nuestros caminos, no lo veo tan seguido como me gustaría.
Tenemos nuestras propias rutinas y responsabilidades, lo cual hace cada vez más difícil el poder coincidir. Ojalá pudiera traerlo con mi mente.
Una vez de tanto pensarlo lo soñé. Estábamos los dos en el porch de la casa, fumando un cigarro compartido.